- El documental musical, que trata sobre el auge de la autoedición digital, cuenta con la presencia de artistas como Amaral, Vetusta Morla o Nacho Vegas.
- Jero Romero, excantante del grupo The Sunday Drivers, consiguió 10.500 euros de sus fans en menos de 13 horas para grabar y editar su propio álbum.
- La explosión tecnológica y el abaratamiento de costes ha ayudado decisivamente en la autoproducción musical.
«Hola, me llamo Jero Romero y pido la colaboración de la gente para grabar mi primer disco en solitario». De esta forma y en vídeo, el excantante del grupo The Sunday Drivers pedía dinero a sus fans desde un portal de Internet dedicado a la financiación de proyectos «online».
En menos de 13 horas, Jero consiguió los 10.500 euros que necesitaba para grabar y editar «Cabeza de león» (2011), su propio álbum, financiado íntegramente por el sistema «crowdfunding», una palabreja inglesa que significa «micromecenazgo» y que es una aportación económica de muchos donantes para una causa a través de Internet.
Presentar esta nueva cultura de autoedición musical es el objetivo del documental Auto, una obra del realizador Luis Alfaro, que estos días se puede ver en Madrid -Círculo de Bellas Artes-, después de haber pasado por los festivales Abycine (Festival Internacional de Cine de Albacete), el Dock of The Bay de San Sebastián y el Fecicam de Castilla-La Mancha.
«Es un documental musical sobre el auge de la autoedición digital, más o menos centrado en el sonido indie», lo define Alfaro, guionista y director de esta película sin narrador pero cargada de canciones y testimonios de músicos.
Junto a Jero Romero, en el documental aparecen artistas como Amaral, Vetusta Morla o Nacho Vegas, que explican sin pelos en la lengua sus diferentes razones para pasar a la independencia más absoluta y editar, por su cuenta y riesgo, sus propios trabajos.
En Auto -obra también autoproducida-, podemos ver, según Alfaro, un doble retrato de la actualidad: «Por un lado, se analiza el sector, el estado de la industria, con sus luces y sombras; por otro, encontramos al artista en la intimidad y tratamos de conocer sus motivos para hacer canciones».
En este viaje, la cámara espía el espíritu de grupo y camaradería de la furgoneta de Vetusta Morla, palpa los nervios del excantante de Sunday Drivers cuando abre su primera caja de discos y se teme «lo peor», y observamos como Ana de la banda Coffe&Wine prepara el café en una colorida cafetera italiana.
Estos detalles que definen a una nueva generación de artistas, no esconden el conflicto entre el creador y la industria. Ejemplo de ello es el caso de Nacho Vegas.
El asturiano, que abre el documental con la canción ‘La gran broma final’, explica cómo creó junto a otros autores ‘Marxophone’ (sello nacido en 2010 con el espíritu de autogestión) después de sentir que tenía que pedir permiso para poder cantar sus propias canciones.
En esta línea, quizá la evidencia más clara está en el grupo madrileño Vetusta Morla. Guillermo Galván, compositor y guitarrista de la banda, explica a Efe porqué decidieron autoeditarse tras años de rechazo.
«Las opciones que teníamos sobre la mesa eran escasas y la mayoría no aceptaba nuestra manera de funcionar. Queríamos decidir sobre el disco -‘Un día en el mundo’- antes y después de la grabación. No queríamos que se convirtiera en un objeto ajeno en el estante de cualquier tienda».
Después de 10 años de carretera y esfuerzo, el grupo madrileño consiguió, para sorpresa de todos, llegar al gran público. «Durante la gira, nos dimos cuenta de que las canciones se habían convertido en algo importante para la gente y no sólo por lo que eran, sino por la manera en las que las habían descubierto, sin intermediarios ni grandes campañas promocionales», reflexiona Guillermo.
Los riesgos de la autoedición
Apostar por la autoedición también tiene sus riesgos. Santi Campos, de Amigos Imaginarios, confiesa en el documental que todavía están pagando el crédito de su anterior disco ‘El maestro Houdini’ (2007), aunque, por suerte, la deuda no les ha impedido seguir facturando deliciosas canciones.
El documental, que recoge más hallazgos para el público mitómano -Fernando Alfaro y Joaquín Pascual, de nuevo juntos-, trasciende la faceta del «Juan Palomo» y reivindica una nueva actitud ante el trabajo creativo.
«Son emprendedores en todos los sentidos. Los conflictos artista-sello se parecen al de cualquier empleado con su empresa. Si sientes que no se te valora, tu jefe se queda con tu dinero y ves la oportunidad de montarte el negocio por tu cuenta, cualquiera lo haría», comenta Luis Alfaro.
Además, este «háztelo tú mismo» cuenta a su favor con la explosión tecnológica. El abaratamiento de costes ha ayudado decisivamente en la autoproducción musical y hace posible «montártelo por tu cuenta».
Esta es la idea. Dice Guillermo de Vetusta que, al fin y al cabo, no hay que buscar claves para escuelas de negocio. «Somos personas que hacemos y grabamos canciones, las compartimos en directo y buscamos formas para hacer carrera de ello de la forma más honesta posible; nada más». Y nada menos.