La colosal saga galáctica de ‘Dune’ busca su adaptación definitiva
CARLES RULL
- Denis Villeneuve empezará a rodar en febrero de 2019 una nueva adaptación de la obra de Frank Herbert.
- La versión más conocida hasta el momento es la que se estrenó en 1984 dirigida por David Lynch.
Un par de miniseries, en 2000 y 2003, una superproducción de los años 80 y un fallido proyecto en los 70 que, de haberse logrado materializar, prometía haber sido una psicodélica excentricidad. La monumental Dune de Frank Herbert, posiblemente la saga literaria galáctica más influyente de toda la historia, sigue intentando tener las películas que hagan justicia a su universo. La responsabilidad, ahora mismo, está en manos del director canadiense Denis Villeneuve.
La primera novela publicada en 1965 se convirtió en una trilogía, pero Herbert prosiguió hasta completar, en los ochenta, tres libros más. Fallecido el autor en 1986, su hijo Brian en colaboración con el escritor especializado en ciencia-ficción Kevin J. Anderson, creó dos trilogías a modo de precuela. Pero no acabo allí.
Ambos se pusieron manos a la obra, sin la calma de, por ejemplo, un George R.R. Martin en las entregas de Juego de tronos, y en un par de años, 2006 y 2007, habían terminado dos novelas más: Cazadores de Dune y Gusanos de arena de Dune, con las que proseguían la saga principal y aseguraron haberse basado en las notas dejadas por el mismo Frank Herbert. En total, catorce libros.
Todo ello conforma un material con multitud de personajes, una trama compleja y repleta de elementos espirituales y filosóficos, aunque la historia orbitaba en torno al control del desértico planeta Arrakis, también conocido como Dune. El único lugar en el que, durante milenios, ha podido encontrarse la especia denominada melange, producida por unos gusanos gigantes.
La melange es una droga con múltiples propiedades, entre ellas aumentar la esperanza de vida o los conocimientos, otorgar poderes proféticos o permitir realizar largos viajes espaciales. Los encargados de la custodia de esta codiciada riqueza de Dune son los integrantes de la noble Casa de Atreides.
Teniendo en cuenta la densidad de la obra y los numerosos fans que ha ido atrayendo, Denis Villeneuve no lo tiene precisamente fácil, aunque ha estado a la altura en los dos recientes largometrajes de ciencia-ficción que ha dirigido: La llegada y la secuela de Blade Runner (Blade Runner 2049). El rodaje está previsto que empiece en febrero de 2019 con vistas a su estreno en 2020, y el argumento abarcaría la mitad de la primera novela.
Todavía quedan muchos detalles por concretar, pero ya se ha anunciado que será el joven Timothée Chalamet, nominado al Óscar por Call Me by Your Name, quien encarne a Paul Atreides, el personaje central de la saga. Rebecca Ferguson, la principal protagonista femenina de las dos más recientes entregas de Misión: Imposible, podría interpretar a Lady Jessica, la concubina del duque Leto Atreides I y madre de Paul.
Una superproducción que se estrelló en taquilla
Antes, en los ochenta, el avispado productor Dino de Laurentiis, creó encontrar un auténtico filón con la adaptación de la novela original. La guerra de las galaxias y El imperio contraataca habían arrasado en los cines, y el público estaba especialmente receptivo a las aventuras fantásticas en planetas imaginarios. La dirigió David Lynch y Kyle MacLachlan fue su protagonista, el primero en encarnar a Paul Atreides.
La superproducción de De Laurentiis brindó escenas y detalles geniales (imposible olvidar al cantante Sting en el personaje de Feyd Rautha) junto a otros más irregulares, al son de una magnífica banda sonora compuesta por la banda de rock norteamericana Toto más una pieza, Profecy Theme, de Brian Eno, el ex integrante de Roxy Music. Tampoco se escatimaron medios en cuanto a efectos especiales, vestuario y decorados.
Parecía que nada podía fallar, sin embargo, su costosa producción de 40 millones de dólares fue un sonado fracaso en cines cuando se estrenó en 1984. Ni David Lynch ni Kyle MacLachlan encontraron su particular melange que les proporcionara reconocimiento, pese a que se ha ido convirtiendo en un título de culto.
Lynch tuvo que esperar dos años, al estreno de Terciopelo azul (Blue Velvet, 1986), también protagonizada por MacLachlan, para ser encumbrado por la crítica. El gran momento para ambos llegaría después, con la mítica serie Twin Peaks (1990-1991).
La película más famosa de entre las que jamás fueron rodadas
Con menos medios, especialmente en efectos visuales, John Harrison creó y dirigió dos miniseries, de tres episodios cada una y producidas por la cadena SyFy, Dune, la leyenda (2000) e Hijos de Dune (2993), donde compensó la falta de ingenio y de presupuesto intentando ser fiel a las novelas. Alec Newman fue quien interpretó a Paul Atreides.
Además, Dune tiene el honor de haber concebido la más famosa de las películas que nunca llegaron a realizarse. En 1975, el polifacético artista franco-chileno Alejandro Jodorowsky, y director de culto por títulos como El topo (1970) o La montaña sagrada (1973), puso su mayor empeño en abordar la más ambiciosa de las adaptaciones posibles para la época. Se rodeó de un equipo que incluía el maestro en efectos especiales Dan O'Bannon, el gran artista gráfico H.R. Giger (el diseñador de Alien) y de otro genio, el artista de cómics Jean "Moebius" Giraud.
Entre los intérpertes se barajaron nombres como Orson Welles, David Carradine, el cantante Mick Jagger o el pintor Salvador Dalí (para encarnar al Emperador Galáctico), y en mente tenía a un grupo de la talla de Pink Floyd o la banda francesa Magma, pionera del rock progresivo, para crear la banda sonora.
Jodorowski dedicó cinco años al proyecto, pero requería de una financiación de tal envergadura que no llegó a concretarse. Hasta que los derechos pasaron a manos de De Laurentiis. El Dune de Jodorowski dejó un legado de más de tres mil bocetos y dibujos hechos por Moebius, y su sueño quedó al menos reflejado en un documental de 2013.