Así fue Eurovisión 2018: Israel recuperó el tono, meteduras de pata y un espontáneo idiota

GUS HERNÁNDEZ

Netta

No pudo ser y además, era imposible. Amaia y Alfred hicieron una perfecta interpretación de Tu Canción en Eurovisión 2018, pero no fue suficiente. El efecto Salvador Sobral se ha desvanecido y Eurovisión ha recuperado su ser: Israel ha ganado, con su canción pegadiza y súper rítmica, capaz de emocionar el lado bailongo y fiestero del espectador medio (y dispuesto a votar) del festival.

Durante estos días eurovisivos (para la mayoría de los españoles, que nos clasificamos directamente para la final Eurovisión es un día, el de la final, pero en realidad son casi dos semanas) ha habido dos favoritas claras: Israel y Netta, que se llevó el festival para ¿Tel Aviv, Jerusalén? el año que viene y Chipre que tuvo que conformarse con ser una de las favoritas. La sorpresa la dio César Sampson, de Austria, que se coló en la tercera plaza.

Más allá de quién se llevó el micrófono de cristal para su país (eso hay que facturarlo envuelto en toallas) hubo ganadores secundarios, como Irlanda, que se clasificaba para la final por primera vez en cinco años y además llegaba a estar la tercera en las casas de apuestas y acabó en un buen XXX puesto.

Francia consiguió emocionar al Altice Arena con Madame Monsieur y Mercy y Mikolas Josef, el representante de la República Checa, consiguió superar la lesión de espalda que se produjo durante uno de los ensayos y realizó una brillante actuación.

El de 2018 ha sido un Eurovisión de meter la pata hasta el sobaco, por ejemplo, el propio Salvador Sobral despreciando canciones como Toy, de Israel y poco menos que renegando de un festival que él ganó, por ser un gran espectáculo de música, luz y efectos y no un concierto en el sótano de algún local underground. Quizá hubiera preferido ganar Eurotostón.

Si algo dejó la victoria de Israel fue una cara de pocos amigos y de muchas circunstancias de Sobral, que quizá con sus críticas aupó a Israel, poniéndo a la vapuleada Netta de parte de la gente. El portugués, como ganador del año pasado se vio obligado a entregarle a Netta el micrófono de cristal. Lo hizo rápido y sin más ceremonia y desapareció. Ahora Netta ya no es un juguete, es la ganadora de Eurovisión 2018.

O la compositora de Lo Malo, Brisa Fenoy, que además es miembro del jurado profesional de la delegación española, y que primero contravino las reglas de la UER, organizadora del festival, subiendo imágenes editadas de la actuación de Amaia y Alfred y después apoyó un tuit que insultaba con no poca ira a Alfred.

Y eso no ayuda, ni en la imagen nuestro país ni en el ánimo de nuestros representantes, pues no lo duden: Alfred y Amaia están al tanto de lo que se publica sobre ellos. En su contra también estuvo una mala posición a la hora de cantar, pues el segundo puesto es el "puesto maldito". Tampoco es que se vayan a producir muertes misteriosas, pero ningún país ha ganado nunca cantando en esa posición. De la actuación de Amaia y Alfred sólo nos faltó el beso al final de su actuación.

Este Eurovisión también será recordado por el fuego y la pirotecnia. Varios artistas eligieron este recurso para adornar sus actuaciones sin reparar en gastos ni peligro. El cantante de Ucrania, Melovin, salía de un ataúd y después tocaba el piano mientras ardían las escaleras del podio al que estaba subido. Los de Hungría, el grupo metalero AWS se desgañitaban entre lenguas de fuego como de asador express. Las bengalas y la pirotecnia tampoco faltaban en otras puestas en escena.

Y si hay un premio de consolación éste es la reacción del público, que al final, es para el que se canta. Y los 20.0000 asistentes al Altice Arena de Lisboa respondieron al llamamiento de España y encendieron las linternas de sus móviles para que en medio de la oscuridad del recinto pareciera que Amaia y Alfred cantaban rodeados de estrellas. Y como ellos consiguieron ponerle la piel de gallina a más de uno, recibieron una gran ovación. Sentimiento devuelto con sentimiento.

Eurovisión 2018 se celebraba en Lisboa, Portugal, nuestro país vecino, y eso hizo que la presencia española en el Altice Arena fuera más numerosa que nunca. El recinto era un mar de banderas rojigualdas y eurofans españoles.

Este año, otra vez, será recordado también por la lamentable salida al escenario de un desaprensivo tirando a idiota y con ganas de protagonismo que sin embargo no logró su objetivo de decir nada al micro que le arrebaró a SuRie, la cantante de Reino Unido. Un imperdonable fallo de seguridad, sobre todo por las consecuencias que habría podido tener.

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