‘Pet Sounds’ cumple medio siglo: el disco que lo cambió todo

DIEGO G. MORENO

    • En 1966, Beach Boys publicaron su obra maestra, ‘Pet Sounds’.
    • Es considerado uno de los mejores disco de la historia, y una gran influencia para músicos posteriores de todos los géneros.
    • Este sábado en el festival Primavera Sound Brian Wilson revisita su gran obra.

OPINIONES:
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Los Beach Boys y 'Pet Sounds'

«A veces me asusta pensar de donde viene lo que hago, ¿sabes? Como si hubiera algo dentro de mí que no soy yo», declara un joven Brian Wilson en Love & Mercy, biopic sobre la vida del compositor de los Beach Boys. Con esta fragilidad de niño prodigio Brian Wilson creó, hace hoy 50 años, el disco que removería el panorama del pop e influenciaría toda la música posterior.

Como en un eclipse de sol, se tuvieron que dar al mismo tiempo un sinfín de variables para que Brian Wilson compusiera Pet Sounds: la aparición del álbum Rubber Soul de los Beatles, que el propio Wilson quisiera recluirse en su casa en vez de salir de gira con el resto del grupo, la libertad creativa que su discográfica, Capitol, le había otorgado tras conseguir 10 discos de éxito sin precedentes… El genio de California se propuso hacer el mejor disco de la historia, y muchos dicen que lo consiguió.

Wilson quería desmontar a los Beach Boys, quitarse el sambenito que les caracterizaba como grupo adolescente, que hablaba de «chicas, coches y playa». Su idea consistía en un trabajo con sentido propio, que tuviera un hilo conductor que llevara al oyente a explorar terrenos hasta entonces desconocidos.

Ayudado del joven poeta Tony Asher, Brian otorga a sus letras una madurez inexplicable si no se conocen los problemas psicológicos del joven y su affaire con el LSD para ayudarse a crear. Fue de los primeros en incluir la palabra dios en una canción comercial, God Only Knows, para recelo de los más conservadores. Para Paul McCartney, es el mejor tema de todos los tiempos.

Timbres de bicicleta y ladridos de perro

En una producción de un coste astronómico (unos 70.000 dólares, más de medio millón de ahora), el músico contrató a una veintena de músicos y utilizó más de 60 instrumentos, algunos de los cuales tan inverosímiles como un timbre de bicicleta o los ladridos de su perro. La amalgama de sonidos era casi imposible de amasar para alguien que no tuviera claro la finalidad de cada nota. El empaste musical es perfecto, y los registros armónicos y de voces (uno de los detalles que han caracterizado su obra) fueron repetidos hasta la saciedad para lograr que no se encuentre ni una nota discordante.

A pesar del esfuerzo realizado, Pet Sounds no alcanzó el mismo número de ventas que los anteriores trabajos. Sus seguidores estadounidenses, según se demostró con los años, no entendieron el cambio de rumbo de la banda.

En el Reino Unido, en cambio, el éxito de crítica y público fue excepcional, una piedra de toque para la evolución musical de muchas formaciones. Sin Pet Sounds no tendríamos, por ejemplo, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de los Beatles, ya que fue una influencia crucial.

Este sábado, dentro del festival Primavera Sound, Brian Wilson revisita su gran obra en Barcelona, acompañado por su compañero en el grupo Alan Jardine y otros músicos que vivieron de cerca el nacimiento del disco.

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