Bob Dylan cumple 75 años: el poeta que no ve el final

DIEGO G. MORENO

    • Bob Dylan cumple este martes 75 años y lanza nuevo álbum, ‘Fallen Angels’.
    • El cantautor se ha convertido en un referente atemporal de la revolución.

OPINIONES:
‘Huraño y silvestre’, por José Ángel G. González
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En A propósito de Llewyn Davis (la cinta de los hermanos Coen que les valió el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes hace tres años), una figura sube al escenario lleno de humo del Gaslight Cafe en Nueva York, justo cuando acaba de tocar el frustrado protagonista. Es 1961, y aquel chico judío de Minnesota llamado Robert Allen Zimmerman se acaba de transformar en Bob Dylan.

Este martes cumple 75 años, y cuatro días antes ha lanzado su trigésimo séptimo álbum de estudio, Fallen Angels, con doce temas que conservan el espíritu de una de las mayores influencias (contra) culturales del siglo XX. En más de medio siglo de carrera, Bob Dylan ha pasado de generación en generación como un referente atemporal de la revolución.

Su primera oportunidad musical le llegaría un año después de esas primeras actuaciones en Nueva York. Gracias a Columbia -y con mucho recelo por parte de algunos gerifaltes de la compañía- grabó sus primeros álbumes, influenciados por la escena folk que vivía Estados Unidos. Su segundo y aclamado disco, The Freewheelin’ Bob Dylan, incluía una de las canciones más versionadas de todos los tiempos, Blowin’ in the wind.

Convertido en una estrella, abanderado de las manifestaciones por los Derechos Civiles junto a Joan Baez -que ejercía de protectora y cuya relación podría llenar páginas de prensa rosa -, Dylan quiso dar un paso más y abrazar el rock que había escuchado en la radio desde que era un niño. Compuso Like a Rolling Stone y el mundo volvió a rendirse a sus encantos. Bruce Springsteen hablaría del golpe en la caja de la batería que abre el tema como una «apertura de la puerta de tu cabeza».

El boss, como tantos otros artistas y compositores que le deben mucho a la labor del poeta, declaró en el discurso que introdujo a Dylan en el Salón de la Fama del Rock and Roll que el cantautor «liberó tu mente, del mismo modo que Elvis liberó tu cuerpo».

La gira que nunca acaba

La infinidad de historias, mitos y leyendas que se cuentan sobre la vida y obra del artista son tantas como las veces que sus detractores le han augurado un final inesperado y terrible, como el de las grandes estrellas. Justo como el que estuvo a punto de vivir debido al accidente de moto que sufrió en Woodstock en 1966 (aunque se cuente que, como las buenas historias, se ha ido exagerando con el devenir de los años). A punto estuvo de marcharse también en 1997, cuando Dylan, aquejado de fuertes dolores de espalda, fue diagnosticado de histoplasmosis, una enfermedad que le había infectado el corazón.

La etapa más reciente del cantante se remonta a 1988, cuando Dylan decide iniciar la Never Ending Tour (Gira interminable), con un formato de conciertos en los que repasa lo mejor de su trayectoria, a la vez que descubre a sus viejos seguidores los nuevos temas. Con un centenar de citas anuales, el poeta lleva a sus espaldas más de 2.000 conciertos por todo el mundo, en una despedida de la que no se ve el final.

La última vez que vino a nuestro país fue el verano pasado, cuando ofreció seis recitales. Fueron criticados en ocasiones por no responder a las exigencias de sus seguidores, que buscaban al Dylan de los 60 y encontraron a un artista más preocupado por sus últimas obras. Tampoco se podían hacer fotos, otra de las exigencias del maestro.

En tiempos convulsos como el que vivimos, cuando el mundo no parece tener salida, siempre vuelve a resonar la voz de Bob Dylan, acompañada de una guitarra, cantando: «Vuestro viejo camino se envejece. Por favor, salid del nuevo si no podéis echar una mano, porque los tiempos están cambiando». Más que una advertencia, una declaración de principios.

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